Trabajando en conjunto con el sistema nervioso, el sistema endocrino ayuda a mantener la homeostasis en el cuerpo. Cuando el sistema nervioso utiliza señales eléctricas, el sistema endocrino utiliza sustancias químicas para activar la respuesta corporal. Estas sustancias químicas se llaman hormonas. Las hormonas son secretadas por las glándulas en el torrente sanguíneo para actuar sobre las células objetivo que están situadas en otras partes del cuerpo. Ellas necesitan más tiempo que un impulso nervioso para lograr su efecto, pero la reacción puede durar mucho más tiempo.
Las glándulas endocrinas son los órganos del sistema endocrino. Son órganos relativamente pequeños, a veces compuestos por no más de unas pocas células. Algunos órganos endocrinos son estrictamente endocrinos, es decir que secretan sólo hormonas, tales como la pituitaria, la tiroides y las glándulas suprarrenales. Otros órganos endocrinos pueden ser mixtos, con células que tienen otras funciones, tales como el páncreas, los intestinos, los ovarios y los testículos.
Las glándulas endocrinas no son las únicas glándulas del cuerpo, también hay glándulas exocrinas. La diferencia entre ellas es que las glándulas endocrinas secretan hormonas directamente en el torrente sanguíneo, mientras que las glándulas exocrinas, como las glándulas sudoríparas, secretan a través de conductos fuera de la piel.
Las glándulas endocrinas se encuentran dispersas por todo el cuerpo, son estructural y funcionalmente muy diferentes unas de otras. Cuando una hormona llega a su órgano diana, desencadena una respuesta en el órgano, por lo que sus funciones se aceleran o ralentizan.
Las glándulas endocrinas liberan sus hormonas en la sangre, pero estas son muy específicas en relación al órgano que afectan. Los órganos diana tienen receptores sólo para determinada hormona, creando un ajuste perfecto como una cerradura y su llave. Por ejemplo, considera los factores que conducen a la sensación de sed. Si haces ejercicios y sudas (secreción exocrina), el cuerpo pierde agua. Si pierdes agua suficiente como para afectar la homeostasis, tu cerebro lo percibe. Entonces se dispara la glándula pituitaria para secretar la hormona antidiurética, también llamada vasopresina, que le dice a tus riñones que deben retener el agua. Los riñones van a trabajar reabsorbiendo agua dentro del mismo sistema renal. Esto dará como resultado una micción menos frecuente. Si tu sistema necesita todavía más agua, el cerebro dispara una orden consciente para que bebas agua, o sea, sentirás sed. Una vez que hayas obtenido el agua suficiente, tu cerebro le dirá a la glándula pituitaria que deje de secretar la hormona antidiurética. Tu sed se sentirá calmada.
La glándula pituitaria es a menudo llamada la “glándula maestra” porque las ocho hormonas que segrega controlan y regulan a otras glándulas. Es interesante descubrir que una pequeña área del cerebro, justo encima de la glándula pituitaria, llamada hipotálamo, le dice a la pituitaria qué hacer. Así es como el cerebro controla tus hormonas.
Anatómicamente, la glándula pituitaria es una pequeña glándula del tamaño de un guisante. Se encuentra en un asiento óseo del cráneo llamado la silla turca, entre los dos hemisferios de tu cerebro. La glándula pituitaria se divide en una pituitaria anterior y una posterior, con dos orígenes y funciones distintas.
La pituitaria anterior, también llamado adenohipófisis, produce y secreta seis hormonas “liberadoras”:
La hormona del crecimiento (GH), también llamada somatotropina, actúa sobre el tejido del hígado y la grasa (tejido adiposo). Desencadena el crecimiento y controla el metabolismo de los carbohidratos, las proteínas y los lípidos. La hormona del crecimiento se inhibe por la somatostatina liberada desde el hipotálamo.
La hormona estimulante del tiroides (TSH) actúa sobre la glándula tiroides y desencadena la secreción de las hormonas tiroideas. La liberación de la hormona estimulante del tiroides se desencadena por la hormona liberadora de tirotropina (TRH) desde el hipotálamo y es inhibida por la somatostatina del hipotálamo.
La hormona adrenocorticotrópica (ACTH) actúa sobre la glándula suprarrenal (específicamente la corteza) y desencadena la secreción de glucocorticoides. Su liberación es causada por la hormona liberadora de corticotropina (CRH) desde el hipotálamo.
La prolactina (PRL), actúa sobre las glándulas mamarias y desencadena la producción de leche.
La hormona luteinizante (LH), también llamada lutropina, actúa sobre los ovarios en las hembras y los testículos en los varones. Controla la función reproductiva.
La hormona folículo estimulante (FSH) también actúa sobre los ovarios en las hembras y los testículos en los varones. Controla la función reproductiva y su liberación es desencadenada por la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) desde el hipotálamo.
La pituitaria posterior también se conoce como la neurohipófisis y es una extensión del hipotálamo conectada por el tallo infundibular. Esta almacena y libera dos hormonas, pero no las produce.
La hormona antidiurética (ADH) actúa sobre los riñones para retener el agua en el cuerpo.
La oxitocina actúa sobre los ovarios en las hembras y los testículos en los varones. Provoca la bajada de la leche y las contracciones uterinas durante el parto.
La glándula tiroides es una glándula en forma de mariposa que se encuentra en la parte frontal del cuello. Es la más grande de las glándulas endocrinas del cuerpo y produce tres hormonas con funciones muy importantes que afectan el metabolismo, es decir, todos los procesos químicos que ocurren dentro de tu cuerpo para mantenerlo vivo y funcionando en estado de homeostasis. La hormona tiroidea (TH) actúa sobre todas las células del cuerpo indicándoles cuán rápido deben ejecutar los procesos (tasa metabólica). Si la tiroides envía demasiado o muy poca TH puede tener un gran efecto. El exceso de hormona tiroidea (hipertiroidismo) hace que el cuerpo funcione demasiado rápido y se caliente. Provoca insomnio, ansiedad y fuertes palpitaciones del corazón. Por el contrario, muy poca hormona tiroidea (hipotiroidismo) provoca que el cuerpo esté frío, lento y deprimido. Sólo la cantidad adecuada de hormonas puede mantener un cuerpo saludable y funcionando sin problemas.
El páncreas se compone de dos glándulas con algunas células endocrinas y otras células que ayudan completar la digestión. Las células no endocrinas secretan jugo pancreático dentro de los alimentos digeridos que salen del estómago para reducir el pH de los jugos gástricos ácidos.
Las células endocrinas producen insulina, una hormona importante para regular los niveles de azúcar (glucosa) en la sangre. Después de comer, los alimentos se descomponen en su forma más simple, pasan a la sangre y viajan como combustible hacia todos los tejidos del cuerpo. Si las células endocrinas del páncreas no producen y secretan insulina, el azúcar permanece en la sangre y no alimenta a los tejidos necesitados. En su lugar, el azúcar (glucosa) se perdería en la orina. El organismo se siente hambriento a pesar de que estés comiendo normalmente. Entonces para alimentarse, el cuerpo comenzará a romper otros tejidos. Cuando el azúcar no llega a las células y se derrama en la orina, surge una condición conocida como diabetes mellitus (diabetes tipo I), que significa “orina dulce.” El único tratamiento conocido para la diabetes mellitus severa son precisamente las inyecciones regulares de insulina.
Las personas pueden desarrollar diabetes si tienen sobrepeso (obesidad), especialmente si se convirtieron en obesos desde la niñez. En estos casos, el páncreas produce insulina, pero las células del cuerpo dejan de reaccionar a ella. Dado que los azúcares aun no pueden entrar en las células, la diabetes aparece nuevamente, pero esta vez se denomina de tipo II. Por tanto, la obesidad es un factor de riesgo importante para padecer la diabetes tipo II.
En el cuerpo existen dos glándulas suprarrenales, cada una reposando en la cima de uno de los riñones. Las glándulas suprarrenales se componen de dos partes, la corteza suprarrenal exterior y la médula suprarrenal interior. Cada región es responsable de diferentes hormonas.
La corteza suprarrenal secreta las hormonas en el torrente sanguíneo que ayudan a mantener la homeostasis metabólica. Ellas incluyen:
La hidrocortisona (cortisol), que afecta el metabolismo de las grasas, proteínas y carbohidratos.
La corticosterona, que trabaja junto a la hidrocortisona para reducir las reacciones inflamatorias del cuerpo y mejorar el sistema inmunológico.
La aldosterona, que equilibra los niveles de sodio (Na +) y potasio (K +) en el cuerpo, además de ayudar con la regulación de la presión y el volumen de la sangre.
Los esteroides androgénicos (hormonas andrógenos), que se pueden convertir en una fuente secundaria de hormonas masculinas y femeninas (estrógenos y andrógenos).
Sobre todo, la corteza suprarrenal mantiene normales tu ritmo cardíaco, la presión arterial y los niveles de energía. Además, equilibra la cantidad de agua, sodio, potasio y otros iones que se encuentran en tu cuerpo. Estos iones son importantes para diferentes funciones, como las contracciones musculares y los impulsos nerviosos. Si los niveles de iones en la sangre bajan demasiado, esta glándula libera una hormona que le indica al riñón la necesidad de mantener más sodio. Una vez que tengas suficiente sodio, dejará de liberar la hormona.
La médula suprarrenal segrega hormonas que ayudan a lidiar con el estrés físico y emocional. Ellas incluyen:
La epinefrina, que ayuda al cuerpo a responder ante el estrés mediante una respuesta de “lucha o huida”, aumentando la frecuencia cardiaca, el flujo de sangre hacia los músculos y el cerebro, y la liberación de glucosa.
La noradrenalina, que constriñe los vasos sanguíneos y aumenta la presión sanguínea en situaciones de estrés.
Los órganos reproductores primarios son glándulas endocrinas que controlan la forma en que crecemos y maduramos hasta convertirnos en adultos. En las niñas, las glándulas endocrinas, que secretan estrógeno para la reproducción, son los ovarios. En los niños, las glándulas endocrinas, que secretan la testosterona para la reproducción, son los testículos. Estas son las únicas glándulas endocrinas que se encuentran en estado latente durante toda la infancia y se vuelven activas hasta la pubertad (entre diez y quince años), cuando las hormonas hacen cambiar al cuerpo a su forma adulta, sexualmente madura. La secreción de las hormonas sexuales es controlada por el cerebro, que estimula a la glándula pituitaria para que libere las hormonas que actúan sobre los ovarios y los testículos.
El control de las glándulas endocrinas
Demasiado o muy poco de cualquier hormona puede tener un efecto negativo en el cuerpo. Así que este utiliza un sistema de retroalimentación negativa para controlar los niveles hormonales. Las hormonas son liberadas por una glándula cuando el cerebro detecta que el cuerpo las necesita. Esto generalmente es desencadenado por un estímulo, como no tener suficiente agua o tener demasiada sal. Por ejemplo, el páncreas libera insulina después de comer, ya que detecta una gran cantidad de azúcar entrando en la sangre, a medida que se digieren los alimentos en el intestino. A continuación, la insulina empieza a favorecer la entrada del azúcar a las células para alimentar sus tejidos. Pronto los niveles de azúcar en la sangre bajan nuevamente y el páncreas deja de recibir el estímulo de mucha azúcar en la sangre, evitando que se libere más insulina.
Desequilibrios hormonales
A veces un mal funcionamiento de las glándulas endocrinas hace que el cuerpo no pueda mantener la homeostasis. Un ejemplo común de esto son las células endocrinas en el páncreas. En ocasiones dejan de funcionar o empiezan a romperse durante la edad adulta. Cuando esto sucede, no existe la producción ni liberación de insulina en la sangre y por tanto, el azúcar en la sangre no puede entrar en los tejidos para alimentarlos. Como ya explicamos antes, esta es la causa de la diabetes, pero ¿cómo el médico puede diagnosticar este problema? Una persona con este tipo de diabetes presenta tres signos principales que los médicos pueden observar. En primer lugar, todo ese azúcar en la sangre confunde y daña los riñones, los cuales comienzan a expulsarlo en la orina para deshacerse de él. De ese modo los médicos detectan altos niveles de azúcar en la orina. En segundo lugar, a eliminación del azúcar en la sangre emplea grandes cantidades de agua, esto hace que la persona necesite orinar todo el tiempo. Es lo que se conoce como poliuria. En tercer lugar, debido a la pérdida de agua excesiva, una persona diabética tiene sed todo el tiempo. Esto se denomina polidipsia. Debido a que las células y los tejidos están muy necesitados de su combustible, las personas con diabetes también se debilitan y se cansan fácilmente. Estas son las tres señales de que algo no está bien con las células endocrinas en el páncreas.
Un problema con la liberación de la hormona del crecimiento (GH) de la glándula pituitaria también puede tener un efecto significativo. Si en el cuerpo de un niño no está siendo liberada la cantidad suficiente de esa hormona, puede desarrollar enanismo y nunca crecer hasta alcanzar una estatura normal. Si por el contrario, hay demasiada hormona del crecimiento, el niño puede desarrollar gigantismo. Las personas gigantes son anormalmente altas, tienen proporciones corporales normales, pero se ven muy grandes, a veces alcanzan más de dos metros y medio de estatura.