Gracias a los sentidos que poseemos, las personas podemos aprender, protegernos o simplemente disfrutar del mundo que nos rodea. Imagina cómo sería tu vida si te faltara solo uno de ellos. Los sentidos funcionan en conjunto para darnos una idea clara de lo que nos rodea, si un sentido no está funcionando debido a un accidente o enfermedad, los otros sentidos se fortalecerán para compensar el sentido que falta.
Por si aún queda alguna duda, en este artículo estaremos hablando sobre la visión, el tacto, el gusto, el olfato y la audición.
La visión
Nuestro sentido de la visión depende completamente de los ojos. Una lente en la parte frontal del globo ocular ayuda a enfocar las imágenes sobre la retina, en la parte posterior del ojo. La retina está cubierta con dos tipos de células sensibles a la luz, conos y varillas. Los conos nos permiten ver el color, mientras las varillas nos permiten ver mejor por la noche y ayudarnos con nuestra visión periférica. Toda esta información es enviada al cerebro a través del nervio óptico.
Las imágenes enviadas en realidad están al revés pero nuestro cerebro se encarga de darle sentido a lo que recibe, mediante sorprendentes mecanismos y estructuras que posee. El cerebro también utiliza las imágenes de los dos ojos para crear una imagen 3D (tridimensional), esto nos permite percibir la profundidad.
Algunas personas no son capaces de distinguir entre ciertos colores, por ejemplo no distinguen el rojo del verde. Esto se conoce como daltonismo. Otras tienen poca o ninguna visión debido a enfermedades o condiciones graves de salud.
El tacto
El sentido del tacto se extiende a través de todo el cuerpo. Se encuentra principalmente en la piel, órgano en el que se ubican diferentes clases de receptores nerviosos que se encargan de transformar los estímulos del exterior en información comprensible para el cerebro. Hay cuatro tipos de sensaciones táctiles que se pueden identificar: el frío, el calor, el contacto y el dolor.
El pelo en la piel también nos ayuda a aumentar nuestra sensibilidad, actuando como un sistema de alerta temprana para el cuerpo. Por su parte las yemas de los dedos tienen una gran concentración de terminaciones nerviosas. Se dice que el tacto es el más importante de los cinco sentidos porque nos permite percibir los riesgos internos o externos que amenazan nuestra salud y seguridad.
El gusto
Nuestro sentido del gusto proviene de las papilas gustativas de la lengua. Somos capaces de identificar cuatro sabores distintos: salado, dulce, ácido y amargo. Podrías preguntarte, ¿cómo se diferencian los diferentes alimentos dulces si sólo hay cuatro sabores? La respuesta radica se basa en que esos alimentos contienen varias combinaciones de sabores, por ejemplo dulce y salado, dulce y amargo. Todos los sabores que conocemos se deben a una o más combinaciones de estos cuatro sabores originales.
El sentido del gusto no solo nos permite sentir sabores, también reconoce la textura y la temperatura, por ejemplo cremosa, crujiente, caliente o seca. La lengua es uno de los músculos más fuertes que tenemos y es capaz de recuperarse más rápido de una lesión que otras partes del cuerpo. Como dato adicional vale recordar que la lengua es necesaria para producir ciertos sonidos cuando hablamos.
El olfato
Para nadie es un secreto que respiramos por la nariz, y por tanto esa es la parte de cuerpo que usamos para oler. El interior de la nariz está dotado de membranas mucosas, que poseen receptores de olor conectados a un nervio especial, llamado nervio olfativo. Los receptores del olor reaccionan ante las moléculas de sustancias transportadas por el aire y envían estos mensajes al cerebro. Nuestro sentido del olfato es capaz de identificar siete tipos de olores, clasificadas en categorías: alcanforado, almizclado, floral, mentolado, éter, picante o putrefacto.
La audición
Nuestros oídos se componen de dos partes: el oído externo y el oído interno. El oído externo es la parte que otras personas pueden ver. Su función es atrapar el sonido a medida que viaja por el aire que nos rodea. Esta parte está hecha de cartílago y piel. Luego el sonido viaja hacia el tímpano y el oído interno. El oído interno es un tubo en forma de espiral que traduce las vibraciones en sonido y envía mensajes al cerebro mediante los nervios auditivos. El cerebro utiliza los sonidos de ambos lados, izquierdo y derecho, para determinar la distancia y la dirección de los sonidos.
Sentidos adicionales
Además de la visión, el olfato, el gusto, el tacto y la audición, los humanos también tenemos el sentido del equilibrio, la presión, la temperatura, el dolor y el movimiento. De igual forma estos sentidos adicionales trabajan en conjunto para darnos una percepción exacta de lo que nos rodea y de lo que ocurre en nuestro cuerpo.
Curiosamente algunos animales tienen sentidos que los humanos no tenemos, por ejemplo las aves poseen magnetocepción, un sentido que las ayuda a detectar campos magnéticos para orientarse mientras migran hacia otros lugares, los tiburones cuentan con el sentido de la electrocepción, lo que les permite detectar campos eléctricos, ciertos peces y las moscas sienten la presión, los búhos tienen visión infraroja y los murciélagos poseen el sentido de la ecolocalización.