La gente, naturalmente, les da nombres a los organismos que se encuentran, pero debido a las diferencias de idioma, región y conocimiento, la misma especie puede tener varios nombres comunes diferentes, o el mismo nombre puede ser usado para referirse a varias especies diferentes. Con el fin de tener un registro de todas las especies descubiertas, y para hacer posible la comunicación con precisión acerca de ellas, un proceso científico formal para nombrar y describir las especies se ha desarrollado a lo largo de la historia.
El proceso para nombrar especies. Las especies se consideran científicamente descritas cuando se les ha dado un nombre en latín de dos partes, y han tenido una descripción publicada en una revista revisada por colegas científicos.
Para aprender más sobre las diferentes especies vea: Lista de animales y Lista de plantas.
El nombre científico y la descripción sirven como referencia universal y formal para la identificación futura. La descripción también incluye información sobre el tipo de material, un individuo real conservado de las especies nombradas. Este espécimen es generalmente aquel en el que se basa la descripción y se almacena en un museo o colección, para poder acceder a este si es necesario, como referencia de la vida real.
A veces el material es una ilustración o fotografía, si el organismo en cuestión es muy raro o amenazado. Dado el tipo de material, también suele contener información detallada sobre el lugar y la fecha en que se obtuvo la muestra, y el nombre del colector, que puede servir como artefacto histórico también. Por ejemplo, si se toman muestras de tejidos de especímenes del museo de aves marinas, estos pueden proporcionar evidencia de que los niveles ambientales de mercurio han aumentado con el tiempo.
Al describir nuevas especies. Con el fin de describir una nueva especie, los científicos deben llevar a cabo una investigación a fondo para asegurarse de que la especie, de hecho, aún no se ha descrito. Esto a menudo implica consultar con otros expertos en el taxón particular, visitar museos y colecciones, examinar especímenes de comprobación, revisar la literatura histórica, y llevar a cabo la secuenciación del ADN.
Una vez que se ha determinado que la especie no ha sido previamente identificada, el científico debe seleccionar un nombre y escribir una descripción. El nombre debe seguir ciertas reglas gramaticales latinas (aunque éstas dejan espacio para la creatividad) y puede ser sencillo, descriptivo, geográfico, conmemorativo (es decir, el nombre de una persona), sin sentido, o alguna combinación.
La descripción incluye una lista completa de las características físicas, incluyendo la variación que el científico ha observado en la población. Se debe proceder de lo general a lo específico (por ejemplo, primero describir la forma general y el tamaño, a continuación, proceder a describir cada parte del cuerpo con más detalle) y prestar especial atención a aquellas características que se pueden utilizar para distinguirlo de otras especies. La descripción tiene que ser a la vez objetiva y científicamente viva visualmente, lo que significa que “combina dos de los tipos más difíciles de escritura: la descripción técnica y el poema”. Los convenios para diferentes taxones (Código Internacional de Nomenclatura para algas,hongos y plantas (ICN), el Código Internacional de Nomenclatura Zoológica (ICZN) o en el Código Internacional de Nomenclatura de Bacterias (ICNB)) proporcionan vocabularios y terminologías especializadas que son utilizadas en estos campos.
El artículo descriptivo típicamente también incluye una discusión de la colocación del organismo taxonómico superior, y cualquier información sobre la ecología y el comportamiento que tiene el autor. El latín fue históricamente el lenguaje universal de la ciencia. En 2011, reconociendo que la exigencia del latín puede ralentizar descripción de las plantas que están en peligro de extinción inminente, el CIE ha cambiado el requisito para permitir descripciones formales en latín o inglés.