La luz del sol (radiación solar) proporciona la energía y el calor que permite la vida en la Tierra, sin embargo sólo aproximadamente la mitad de la luz solar que incide sobre el planeta consigue atravesar la atmósfera y llegar a la superficie terrestre.
Dicha luz es absorbida por los océanos y la tierra, y luego irradiada de regreso a la atmósfera en forma de calor. Alrededor del 90% de este calor es absorbido por los gases de efecto invernadero, como el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y el oxígeno. Luego, ellos irradian el calor de vuelta a la Tierra, manteniendo al planeta en un rango de temperatura que sustenta la vida. Este efecto invernadero natural es la razón por la cual aquí puede desarrollarse la vida.