El ciclo del agua renueva nuestro valioso suministro de agua en la Tierra. A través del tiempo se ha mantenido más o menos la misma cantidad de agua en el planeta, en forma de hielo sólido, lluvia líquida y vapor de agua en estado gaseoso. El agua se mantiene en movimiento continuamente a través de los océanos, los casquetes polares, ríos, lagos, humedales, la nieve, los acuíferos subterráneos y el vapor de agua en las nubes.

El ciclo del agua es impulsado por el sol, que evapora el agua de la Tierra y la eleva en forma de vapor, para luego devolverla en forma de lluvia o nieve, iniciando el mismo ciclo una y otra vez. Para seguir el ciclo del agua podemos comenzar por los océanos, que almacenan más de 95% del agua del planeta. Veamos:

1) El agua calentada por el sol, se evapora desde el océano y otros cursos de agua para formar las nubes en el cielo. Parte del agua se evapora a partir de las plantas (transpiración) y una pequeña cantidad se evapora directamente del hielo glacial (sublimación). Sin este ciclo vital y no habría vida en la Tierra tal como la conocemos.

2) Las nubes reúnen todas las gotas diminutas de agua hasta que están lo suficientemente grandes como para caer en forma de lluvia o nieve. Estas son las precipitaciones, las cuales caen con más frecuencia en los lugares cálidos y tropicales, que en los desiertos. En los lugares más fríos las precipitaciones caen en forma de nieve.

3) Cuando la lluvia cae sobre la tierra, empapa el agua subterránea y corre hacia los ríos y arroyos, en su camino hacia el océano. De esa forma, termina y comienza de nuevo el ciclo del agua.