El hecho de que algunos animales se adapten mejor que otros a los cambios de su ecosistema, es un rasgo natural de todos los seres vivos. Con el tiempo las especies más adaptadas compiten contra las especies menos adaptadas y las desplazan de su hábitat, causándoles la muerte y extinción en muchas ocasiones.

Este fenómeno ha estado ocurriendo mucho antes de que los seres humanos comenzaran a influir negativamente en la naturaleza. La evidencia más popular radica en los registros fósiles que se remontan a la era de los dinosaurios. A pesar de esto, es muy cierto que el hombre ha sido responsable de la desaparición de varias especies, como consecuencia de actividades como la caza excesiva, la destrucción de los hábitats, la introducción negligente de depredadores, el propio desarrollo social, entre otras. Un ejemplo de esto fue la extinción del tigre Caspio, que habitaba en todo el Medio Oriente, alrededor del extremo sur del Mar Caspio y en todo Asia. Su eliminación fue autorizada con el objetivo de proteger a las personas y el ganado, así como para construir granjas, carreteras, casas y pueblos.

Quizás el siguiente sea el caso más famoso de extinción ocurrida accidentalmente por la introducción negligente de depredadores a un ecosistema protegido. Cuando los marineros desembarcaron por primera vez en las islas de Mauricio, en la costa de África, se encontraron con un gran pájaro no volador, el dodo, que nunca antes se había enfrentado a los depredadores. Probablemente muchos dodos fueron asesinados por los mismos marineros, pero el mayor número de víctimas fue causado por los nuevos depredadores que llegaron en sus buques. Los perros, gatos, cerdos y ratas se aprovechaban de los dodos, sus huevos y las crías pequeñas que permanecían en los nidos. Estas aves se habían adaptado a vivir sin desarrollar habilidades para sobrevivir a los depredadores. Tomó menos de un siglo para que desaparecieran por completo de todas las islas.

Por otra parte, aunque la extinción de un animal se deba a la caza excesiva, la pérdida de hábitat a menudo forma parte de la historia. Hace menos de 200 años, existían osos grizzly en la pradera americana, un espectáculo nada agradable para los primeros colonos. Finalmente estos animales gigantes perdieron su hábitat debido a las multitudes de nuevos colonos que llegaron al oeste y desaparecieron. Ahora los grizzlis sólo se pueden encontrar en algunas praderas silvestres en el norte de Canadá, donde viven escasas personas.

Muchas especies maravillosas se encuentran al borde de la extinción, generalmente por la pérdida de hábitat, las cuales podrían no durar otra generación. Aquí se incluyen el panda, el orangután, el tigre, leopardo de las nieves y los gorilas de montaña. Afortunadamente el hombre ha tomado conciencia y cartas en el asunto. Cada vez se realizan más estudios, se crean áreas protegidas, campañas de conservación, entre otras medidas, todas con la esperanza de aumentar los números de cada población.

El halcón peregrino: una historia de éxito

El halcón peregrino estuvo una vez muy cerca de la extinción, no fue por la pérdida del hábitat o la caza excesiva, sino por el uso del pesticida DDT. A partir de la década de 1940 en Estados Unidos, el DDT fue un pesticida químico en forma de spray muy utilizado para matar a los mosquitos en los humedales. Funcionó muy bien para matar a los mosquitos, pero causó un grave problema. Los peces, ranas y pequeños pájaros que se alimentaban de los lotes de mosquitos comenzaron a acumular el DDT en sus cuerpos. Entonces los depredadores más grandes, como los halcones peregrinos, que comían grandes cantidades de aves pequeñas, acumularon dosis químicas aun mayores. El DDT no era lo suficientemente venenoso como para matar a los halcones inmediatamente, pero provocaba que sus huevos tuvieran cascarones muy suaves. Como consecuencia todos los huevos se rompían y los nuevos halcones no llegaban a nacer. Los halcones peregrinos comenzaron a desaparecer y en pocos años, ya estaban en peligro.

Una vez que los científicos descubrieron el efecto del DDT en la cadena alimentaria, el 14 de junio de 1972, se declaró ilegal su uso en los Estados Unidos. Entonces las poblaciones animales comenzaron a recuperarse poco a poco. Además se puso en marcha un programa de cría en cautiverio para ayudar a incrementar sus números. Felizmente, ahora no es raro ver cómo los halcones peregrinos anidan en los rascacielos en la ciudad de Nueva York.